viernes, 11 de enero de 2013

LA HUELLA PERDIDA



En 1998 dimos a conocer las huellas de un pequeño dinosaurio, Kalohipus bretunensis (huella preciosa de Bretún) que habíamos encontrado en las inmediaciones de la ermita de Santa Cristina, cerca del pueblo de Bretún, en plena sierra de Oncala.  Aparecieron también, en las rocas que circundan dicha ermita y en los campos de alrededor, huellas sueltas de otros dinosaurios y de pterosaurios en muy mal estado de conservación que, en su mayoría, casi han desaparecido borradas por la erosión. 
 
Y aunque pasamos y repasamos cien veces por encima, no vimos  hasta mucho más tarde y a pocos pasos de la puerta de la ermita, una huella que por estar casi enterrada entre musgos y matojos solo nos pareció un hueco en la roca.

 Huella recien descubierta.

En el verano de 2004 volvimos a Santa Cristina, como hacemos todos los años, para hacer un seguimiento de los yacimientos y ver sobre todo como les afecta la erosión o si su protección ha servido para algo o no, y nos encontramos con que la manta que cubre el yacimiento del Kalohipus había sido levantada en parte, suponemos que por algún curioso, así que procedimos a colocarla en su sitio y de paso, subimos hasta la ermita y decidimos limpiar la entrada, actualmente la han vuelto a levantar y nadie de los que se supone que vigilan los yacimientos hace nada al respecto.

Y he aquí, que la oquedad era una enorme huella de un dinosaurio terópodo, de 60 cm de longitud, con tres dedos muy bien marcados y el talón triangular típico de este tipo de dinosaurios.

 Huella limpia y contorneada.

Tomando como base la longitud de la huella (sin contar el talón, que corresponde al metatarso y le da forma plantígrada a la misma), pudimos calcular la altura de la cadera del animal en aproximadamente 2,2 5 m, lo que corresponde a un dinosaurio de unos 7-9 m de longitud y posiblemente una tonelada de peso.

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Pero no es la huella más grande que hemos encontrado.